Por Nelly Molinari de Martín (vecina de Colonia Seré)
Sin precisar fechas exactas, pues no siempre las hay cuando se hace una revisión de los hechos, o en este caso a la radicación de habitantes, me limito solo a expresar lo que siento y lo que se.
En las primeras décadas del siglo XX, la localidad de Colonia Seré no lograba expandirse debido a sus pocos habitantes. La causa es que se encontraba rodeada por campos extensos, que pertenecían a pocos dueños y no siempre eran explotados con cultivos, constituyéndose casi en latifundios improductivos. Esos campos que dieron luego en llamarse Colonia “El Toro” comprendían, para los conocedores de la zona, desde El Retiro hasta la Curia en Santa Inés.
Allí llegaron los inmigrantes, en casi su totalidad españoles, italianos y vascos franceses que empezaron a trabajar la tierra que aún era virgen y no había conocido ni el paso de un arado mancera. Según más conocimientos, estos colonos fueron la primera generación que habitó la Colonia.
Han pasado muchos años, seguramente no vive ninguno de aquellos pioneros, pero actualmente viven en esos campos los descendientes de aquellos: segunda, tercera y hasta cuarta generación. Hoy toda gente joven.
Eran años duros en aquella primera época y vivían con sus familias en viviendas no acordes con el bienestar que merecían, ya que arrendaban el campo, por lo que no eran dueños de los mismos.
Esta inmensa llanura pertenecía a la firma Nazar Anchorena, a quienes les alquilaban.
¿Cuál sería la solución ya que deseaban ser propietarios?
“La tierra debe ser para quien lo trabaja”. ¿Quién lo dijo?: Alguien que además puso en práctica esa frase. Así fue como expropiaron los campos para dar paso a La Colonia. Eso fue el principio de la Justicia Social, y sin extenderme en este tema, se logró que cada Chacarero tuviera Su Tierra, que fuera Su Dueño, y así siguió trabajando Su Campo.
Mi humilde homenaje a los Primeros Colonos.
La Comisión de festejos del Aniversario de Colonia Seré confeccionó en el año 2010 los almanaques de ese año y los dedicó enteramente a “Las Estancias” de la zona. ¿Por qué? ¿Y nuestros Chacareros que hicieron fértiles aquellas tierras? ¿Por qué no?
Hay una deuda para con ellos aunque ya no viven. Es de desear que en años venideros sea reparada esa omisión.
Podría nombrar a Don Santiago Crespo y su Familia. Hago mención a este apellido porque tuve ocasión, con la familia de mis padres, de conocerlos y tratarlos.
Ellos y otros tuvieron su primera Escuela en un galpón, hasta lograr en comunidad con sus vecinos algo más moderno. Hoy la Colonia “El Toro” posee un Centro Educativo para la Producción Total- C.E.P.T N°9, con una matrícula de 80 alumnos.
Don José Crespo, cuyos nietos hoy trabajan en el campo de su Abuelo, y bregan por la Colonia.
Recuerdo también a las familias de Bernardo Martín, Vaquero, Felipe Martín, Tomás Lantechea, Enrique, los Hermanos Chaintiou, Tomás Criado, Russo, Belozo, Agorreca, Muñoz, Ghe, Manasse, Sardá, Equiza, Herrero, Andrés, Pascual, Benjamín Hernández y muchos más que se escapan a mi memoria.No quiero terminar esta reseña sin mencionar a las “Mujeres Federadas” de la Colonia, todas aquellas muchachas jóvenes y emprendedoras. Mi saludo a Blanquita, Nina, Laly, Anita y demás integrantes.
Estas reflexiones, como todo en la vida, seguramente contarán con alguna aprobación y también con disensos; bienvenidos sean uno y otros. Lo importante es tener la libertad de expresar estas ideas, y hacerlo sin limitaciones.
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